Historia personal del activismo por la Calidad del Aire, @danielbernalb

Historia propia del activismo por la Calidad del Aire, Aire Ciudadano y CanAirIO (Actualizado a noviembre 2021)

Autor: Daniel Bernal, twitter: danielbernalb

El interés por medir y conocer la calidad del aire que se respira surge de varias experiencias e inquietudes relacionadas mis experiencias de vida y el activismo ambiental. 

La primera tiene que ver con la práctica del yoga que realizo desde hace más de 13 años, práctica milenaria oriental en la cual el aire es un elemento fundamental para la calidad de vida y su energía sutil o prana, determina la existencia de la vida y nuestra salud. Entonces con la mala calidad del aire que tenemos en las ciudades surge la inquietud de saber si respiramos buena o mala calidad del aire en Bogotá, en nuestro barrio, en nuestra casa, en la bicicleta, el bus, el carro en que andamos.

La segunda tiene que ver con el trabajo activista y de defensa ambiental que venía haciendo en los humedales por 5 años y en el que siempre hemos reconocido a los humedales por sus grandes beneficios en la mejora de la calidad del aire y la inquietud de poder medir ese efecto benéfico.

La tercera y última por sufrir las nubes gigantes de humo del sistema transmilenio que evidenciaban una mala calidad del aire en estaciones y buses y no saber qué tan perjudicial era y que tanto nos podía afectar y encontrar que no habían estudios o mediciones al respecto, o si las había no eran de acceso público no el sistema nunca se había preocupado por ello.

Todo inicia a finales de 2016 con la investigación de todos los sensores comerciales accesibles para un ciudadano y entender el por qué los altos costos de ellos, un sensor “económico” costaba 3000 dolares, precio inalcanzable para un trabajo ciudadano autogestionado. Habían unos de 400 dolares marca Dylos pero sus prestaciones eran limitadas y la gran mayoría de sensores no tenían conectividad con wifi o el teléfono celular. 

Con la llegada de los sensores de bajo costo tipo DIY (hazlo tu mismo) con sensores ópticos láser y tecnología que procesaba la señal y envía un dato crudo del valor de PM2.5 que comenzaron a producirse desde el año 2015, con un costo bajo de $20 – $40, importé en mayo de 2017 inicialmente dos sensores de China de diferentes marcas para comenzar las mediciones.

Al ser ingeniero electrónico se me facilitó diseñar y construir el hardware y software para este sistema y comenzar a medir.

Desde 2017 ya llevaba monitoreando frecuentemente la Red de Monitoreo de Calidad del Aire oficial bogotana y constatando su mala confiabilidad y estabilidad en los datos. 

Por ejemplo en el año 2017 fue publicado el “Informe anual de calidad del aire en Bogotá 2016” y como consta en su página 38, en Bogotá de las 11 estaciones que medían Material Particulado PM2.5 sólo 8 tuvieron datos válidos a través del año para este informe y “casualmente” 2 de las más contaminadas e importantes, Carvajal-Sevillana y Puente Aranda, tuvieron confiabilidades inferiores al 75% y por ello salieron de este promedio. Basado en ello se obtuvo el promedio anual de PM2.5 para la ciudad, muy conveniente para mostrar una ciudad mejor de la que teníamos. En NO2 para el mismo año sólo fueron válidas 3 de 9, una red en franca decadencia.

Las quejas eran frecuentes, estaciones que dejaban de medir por semanas y hasta meses, estaciones de mil millones de pesos guardadas en bodegas por no instalarse, mediciones erróneas e incoherentes. Muchas falencias de las cuales comencé a quejarme usando twitter y evidenciando lo mejor posible, la falta de confiabilidad en la red.

La página oficial de la Red de monitoreo frecuentemente estaba caída o sin datos, las disculpas de la secretaría de ambiente iban desde un cable que se habían robado, que el servidor estaba caído pero que los datos no se perdían, que estaban en traslado (como la estación de Fontibón que duró 5 años sin funcionar por un traslado pendiente) y un largo et de disculpas que no eran aceptables para un tema tan importante.

Las primeras mediciones en junio de 2017 fueron en el barrio en el que vivo, Santa María del Lago, y en el humedal que lleva el mismo nombre usando sensores de marcas Chinas (Nova y Plantower) sin especificaciones técnicas. Se hicieron muchas mediciones en mi sector y en diferentes ambientes, avenidas muy transitadas de Bogotá y los máximos valores medidos habían sido 50ug/m3 de PM2.5 en promedio. Hasta que en él en agosto de 2017 decidí subirme al Transmilenio a medir calidad del aire y dentro del bus inmediatamente arrojó valores altísimos entre 110 y 190 que variaban con el arranque del bus.

Basado en eso y al no tener como confrontar los valores medidos con alguna referencia o con alguna experiencia previa, porque al menos ciudadanamente era la primera vez que se media en estos buses, procedí a hacer comparaciones para poder entender si era un problema del sensor, si era la humedad o cuál era la variable que afectaba la medición y la hacía tan alta. Lo que se hizo fue comparar midiendo sin parar dentro del sistema: primero dentro del bus, luego dentro de la estación y finalmente fuera del sistema. Así descubrí que las mediciones dentro del transmilenio y las estaciones eran entre 5 y 15 veces superiores a las tomadas fuera del sistema, con ello procedí a seguir midiendo dentro de los buses, humedales, cerros, hogar, barrio, carros, bicicleta  hasta que pude entender que las altas mediciones dentro del transmilenio no eran errores del sensor sino que el sistema tenía un gravísimo problema de material particulado pm 2.5.

En Septiembre de 2017 salió al mercado global el primer sensor de PM2.5 de menos de 50 dólares de marca reconocida como fue Honeywell. Al tener un problema difícil de abordar por la duda con la credibilidad de los datos importe de inmediato el sensor y pasó a ser mi sensor titular, entre más respaldo técnico pudiera tener el sensor, mejor.

El primer acercamiento a la red fija de bajo costo fue una prueba piloto en la cual funcionó una estación de bajo costo fijo en dónde vivo, a la cual se le puso el nombre de humedal Santa María del Lago, la estación se probó  por 15 días en Enero de 2018 y me pareció muy interesante que arroja valores parecidos a la oficial mostrando tendencias similares y un comportamiento aceptable para un sensor de tan bajo costo. Se logró que los sensores se conectaran por medio de la wifi a una página web con un servicio llamado ubidots y se logró la publicación de dato para consulta pública, un avance importante en este tema.

Después de estar seguro de la problemática en Transmilenio procedí a iniciar la publicación en mis redes sociales, al tener ya una experiencia de activismo ambiental por más de 5 años sabía que la red más efectiva era Twitter y es la que más usó y que puede impactar más fácilmente a tomadores de decisiones, expertos y academia. Entonces procedí a publicar fotos y videos desde el 19 de febrero de 2018 evidenciando la preocupación por la pésima calidad del aire al subirse en un bus de transmilenio o las estaciones, los valores que se medían por lo general estaban entre 100 y 400 ug/m3 de PM2.5 y a mostrar que no era un caso aislado sino un problema estructural del sistema y entender que los usuarios del transmilenio, en los que me incluía, estábamos expuestos a niveles peligrosos de material particulado para nuestra salud y que no parecía haber ninguna intención ni de la alcaldía ni del sistema de cambiar la situación. También seguí publicando mediciones en humedales, avenidas y barrios contaminados como Kennedy y ciudad Bolívar, pero nunca se logró medir valores siquiera parecidos a el transmilenio. 

La divulgación se hacía siempre por mis redes sociales, en especial twitter y luego se complementó con un portal llamado “Aire ciudadano”, aireciudadano.com creado a mediados de 2018 para consignar de manera organizada y secuencial las mediciones, entrevistas y resultados obtenidos de la actividad de medición. Dentro del portal se dejó una página pública para poder observar las mediciones de los sensores fijos que se estaban probando en 4 lugares para la futura red fija en toda la ciudad.

Debido a ese trabajó fuerte en redes sociales logré que mucha gente se preocupara por el tema, periodistas, activistas, defensores del ambiente y que se generará una inquietud muy fuerte buscando explicaciones sobre qué era lo que estaba pasando allí y poder cambiar esa situación, son 2.4 millones de viajeros diarios expuestos y ni hablar de los conductores, operarios y todos los relacionados que trabajan mínimo 8 diarias allí. 

Fui invitado a varios programas de televisión, radio, notas de prensa y así se volvió un tema recurrente pero nunca hubo de parte de transmilenio o del distrito, en cuya época era alcalde Enrique Peñalosa, un acercamiento para investigar o dialogar sobre lo que pasaba.  La academia también se vió interesada y reconocieron el trabajo que estaba haciendo que aunque es era bastante activista, entendían que era un trabajo que podía aportar.

Gracias a ello logré un contacto en la universidad Sergio Arboleda, donde me prestaron un sensor usado para estudios científicos como es el DustTrack 8533 durante 2 ocasiones por un día y pude hacer intercomparaciones con mi sensor de bajo costo. Luego como resultado de esas mediciones se hizo un modelamiento estadístico y se logró demostrar que el sensor de bajo costo, aunque media menos por el tamaño de partícula medido y los láseres usados, tenía una correlación estadística alta (95%) respecto al sensor DustTrack. Así quedó confirmado que las mediciones tomadas eran lógicas y reales.

Luego un día fui informado que la universidad los Andes y la Salle estaban haciendo un trabajo de medición de calidad del aire en el transmilenio para llegar a publicar un paper académico. Me contacté con ellos y fue posible acompañarlos un día a una de sus jornadas de medición, ellos median Material particulado con un DustTrack 8533, black carbón y variables ambientales y logré reconfirmar de nuevo que lo medido era acertado.

Conocí una iniciativa pionera de sensores de bajo costo y software libre de Medellín llamada Unloquer los cuales me ayudaron a montar un servidor gratuito para las 4 estaciones fijas que tenía.

El servidor se montó en una Raspberry Pi 3 que tenía, instalandole InfluxDB – Cronograph – Telegraf y Capacitor y se realizaron ajustes para que funcionara desde un acceso a internet de hogares y una infraestructura mínima y sin costos adicionales, gracias a la ayuda de una amigo de la universidad llamado Vladimir Ariza:

http://aireciudadano.servehttp.com:3000/sources/2/dashboards

El servidor funcionó por más de un año y fue un gran avance en la construcción inicial de una red fija, alcanzó a tener unos 20 sensores en línea y era un complemente al blog aireciudadano.

Luego por medio de un foro de Unloquer conocí a Antonio Vanegas activista digital de software libre y abierto quién tenía la inquietud de medir calidad del aire en Bogotá pero enfocado  en mediciones móviles quien mostraba los adelantos de la app. Este desarrollo de Antonio, ingeniero colombiano que vivía en Bogotá, me sorprendió mucho porque este tema yo ya lo había averiguado con personas expertas en APPs y startups y ellos me habían dicho que el desarrollo de una de estas podría costar entre 50 y 100 millones de pesos, dinero que lógicamente no tenía ni era fácil adquirir y al ver que Antonio ya había diseñado esta app que se conectaba por bluetooth al celular lo contacté inmediatamente. Fui a su casa y conocí la app, comenzamos a trabajar muy fuertemente en la mejora y pruebas de la app. Ayudé a mejorar en lo técnico con mis conocimientos en electrónica y microcontroladores, apoyando el software del microcontrolador y midiendo todo el tiempo con la app, reportando problemas y mejoras. Luego de esto comenzaron a unirse más personas al proyecto y Antonio con sus contactos en el mundo del software libre llamó a varios amigos para que apoyaran y yo también lo hice en lo ambiental.

Se hicieron varios talleres de armado de sensores primero enfocados en personas del software libre y amigos a los que podría interesarle, esto dió un impulso fuerte a la iniciativa pues la comunidad creció a 30 sensores armados en pocos meses.

Así se generó un grupo base de amigos del software libre y del activismo ambiental que en septiembre 2018 le quiso dar identidad a este trabajo bautizando al proyecto con el nombre de canario, por los canarios que se usaban como sensor de calidad del aire en las minas (similar a lo que hacíamos al medir dentro del Transmilenio) y el nombre previo que le había dado Antonio a su repositorio en github (kike Canaries), y modificándolo por el Air de Aire y el io del sufijo de las páginas de desarrollo .io, así quedó el nombre de CanAirIO.

CanAirIO es la unión del trabajo voluntario de desarrolladores y activistas del software libre y activistas ambientales y de muchas experiencias que se unen para mejorar la calidad del aire de nuestra ciudad.

Experiencias relacionadas en el movimiento del software libre como las de Pilar Saenz, Igor Tamara, Gustavo Guerrero, Antonio Vanegas y del activismo ambiental como la de Alba Sandoval y la mía y una mezcla de ambos como es la de Juan Carlos Pachón.

El desarrollo de la APP para Android fue desarrollada por Antonio y la parte de sensores fijos fue creada por mi, luego se integraron ambas y todo quedó enmarcado con el nombre canairio.

El desarrollo de la red de sensores fijos comenzó con un sensor en el lugar que vivo y se comenzó a expandir con el primero sensor fijo comprado por Grupo Ecomunitario de Stella Sáchica y Juan Carlos Caicedo quiénes interesados por el tema instalaron el sensor en su vivienda en el parque El Virrey. El grupo se interesó por una deficiencia de mediciones que siempre ha existido en zonas del sur de Bogotá en las cuales no se mide la calidad del aire como Ciudad Bolívar, Bosa, Usme y de dónde no tenemos información oficial. El grupo patrocinó la instalación de 5 sensores en el sur de la ciudad, así se colocaron en Ciudad Bolívar (Mochuelo, México, Colegio Compartir, La estancia) y Usme (Virrey Solis). Luego patrocinaron otros 5 sensores que se instalaron en Soacha (Satélite, Altico y Colegio Julio César Turbay), Eduardo santos y Suba (Mirandela) y con este trabajo se inició la red de monitoreo fija que en este momento tiene 25 sensores instalados y funcionando continuamente 16 y que ha crecido como resultado de varios apoyos y proyectos de Trébola organización ecológica y muchas personas que lo han instalado en sus casas.Tenemos sensores también fuera de Bogotá: Bucaramanga, La Guajira, Medellín y fuera de país en Ciudad de México, Cuernavaca – México, Houston – USA, Barcelona – España, Berlín y Amsterdam – Holanda.

Los sensores CanAirIO se usaron como parte de dos proyectos de Trébola Organización Ecológica con la Secretaría de Cultura de Bogotá y en Educación ambiental de Calidad del Aire para Colsubsidio.

Gracias a este trabajo realizado con sensores fijos por ejemplo se ha evidenciado la grave problemática de calidad del aire en el barrio Mochuelo bajo, vecino al relleno sanitario doña Juana, en el cual no se le había puesto cuidado al tema del material particulado porque se pensaba que sólo estaba afectado por los gases provenientes del relleno pero resulta que al instalar el sensor, observamos que durante 2 horas diarias en la noche más o menos 3 veces a la semana, se medían valores de altísimos de material particulado superiores a 500 y que llegaban casi a 1000, el límite máximo del sensor, el resto del día la calidad del aire era muy parecida al resto de la ciudad. La conclusión fue que alguna o algunas de las ladrilleras vecinas, que tienen hacia el norte, estaba ilegalmente prendiendo los hornos en la noche cuando nadie ve el humo y afectando gravemente su calidad del aire durante esas horas. Esta problemática no se había vivenciado antes y ellos no la conocían y así se han podido iniciar algunas acciones al respecto.

También se han evidenciado problemáticas fuertes como en el barrio México en Ciudad Bolívar que queda sobre la avenida Boyacá colindante con las canteras de Holcim y también  vecino al hospital Meissen. Las mediciones con un CanAirIO fijo han mostrado altísimos niveles de material particulado todo el día debido al transporte que saca el material de las canteras que arrojan arena en las calles y el fuerte tráfico de carga pesada y transporte público sobre la avenida boyacá han afectado a la población que sufre de graves problemas respiratorios, hay casos de cáncer y enfermedades graves. Lo más “curioso” es que los vecinos con estas graves enfermedades son los que viven sobre la avenida Boyacá. Estos vecinos han comenzado una labor para mitigar el problema tratando de ser escuchados y reconociendo el gran daño que le han hecho la explotación minera vecina y sabiendo que sobre la misma avenida y a pocas cuadras está el hospital de segundo nivel Meissen directamente afectado por esta problemática.

En Soacha se instaló la primera red de monitoreo de calidad del aire en tiempo real, con 3 sensores en el colegio Julio César Turbay y los barrios Satélite y El Altico.

El Colegio JCT es una institución pionera en tener un grupo estudiantil de calidad del aire y han utilizado el CanAirIO para medir y entender la problemática de su municipio.

Mediante los 3 sensores se ha podido evidenciar las quemas ilegales que hacen bodegas y fábricas y se ha logrado por primera vez mostrar datos en tiempo real y abiertos de un municipio que no tiene ninguna estación en tiempo real y la comunidad no sabe ni ha sabido qué calidad del aire está respirando, que infortunadamente según nuestras comparaciones, es mucho que peor que el de Bogotá y de la localidad de Kennedy que se supone la más contaminada del país.

Otro trabajo del cual somos pioneros, es el mapeo de calidad del aire con el uso de la bicicleta, en especial Juan Carlos Pachón que continuamente ha monitoreado la calidad del aire en ciclorrutas en esta pandemia. En mi caso ha sido un trabajo más comparativo mostrando como hay avenidas y ciclorrutas muy contaminadas y cerca a ellas unas muy limpias. Debido al impulso en el uso de la bici por la cuarentena estamos midiendo y evidenciando que las ciclorutas temporales actuales en Bogotá, pueden tener graves problemas de calidad del aire y que este tema no se han analizado ni tenido en cuenta.

Un proyecto interesante es del experto en calidad del aire Juan Pablo Orjuela del grupo Peak Urban financiado por el GCFR del gobierno del Reino Unido llamado “Communities, accessibility and healthy living in Itagui” dónde se usan los sensores para medir la calidad del aire que respiran 40 mujeres de la ciudad en su diario vivir, proyecto con la Universidad del Bosque y proyectados con el INS y otras universidades y trabajos con académicos como Néstor Rojas UN, Alejandro Murad UD. Cada vez la academia se acerca y va reconociendo más al proyecto.

En marzo de 2022, por grandes conflictos con Antonio, el grupo se separó y Alba Sandoval, Juan Carlos Pachón y yo retomamos el nombre AireCiudadano y empezamos de cero en la construcción de una nueva red fija y una móvil ya que Antonio se quedó con todo el desarrollo y continuó con el nombre canairio.

Al quedarnos sin nada del desarrollo construido en canario, optamos por empezar de ceros cambiando las cosas que no nos gustaban del desarrollo enfocado en lo móvil y buscando un nuevo rumbo.

Afortunadamente con la ayuda de los amigos españoles de AnAire se hizo un fork de su software para microcontrolador y de su servidor lo que facilitó mucho la implementación de un nuevo stack en todo. AnAire nos facilitó su experiencia y con la ayuda de mi amigo Vladimir Ariza, en tres meses ya tuvimos un servidor completo funcional y un sensor fijo y móvil funcional.

De allí en adelante con el nombre AireCiudadano construimos muchas versiones de sensores que aprovechaban la experiencia adquirida por 5 años y lo bueno y malo visto en anteriores experiencias.

La ventaja es que usamos una APP diseñada y mantenida por el fabricante Sensirion que funciona para Android y iOS y el sensor fijo que funciona para ESP8266, la board con wifi más popular, y el ESP32.

 

 

 

En enero de 2019 por iniciativa y dirección de la abogada ambientalista Laura Santacoloma, presenté una tutela “por la violación a los derechos fundamentales a la vida, salud, dignidad humana, información y participación ciudadana, y a gozar de un ambiente sano, derivados de la omisión de las autoridades públicas en la prevención, mitigación y mejora planeada del problema de contaminación del aire en los principales corredores viales, y en especial los del sistema de transporte masivo Transmilenio y sus inmediaciones”. Allí se usaron las mediciones ciudadanas realizadas en el sistema Transmilenio con su respectivo análisis, mediciones en bicicleta y diferentes medios de transporte. Se mostraron las falencias de la red oficial y la falta de mediciones oficiales en diferentes medios de transporte. Concluyendo en las posibles afectaciones que podría haber causado la mala calidad del aire respirada en mi salud. Además se exigía la incorporación de una innovadora causa jurídica: “Aire limpio derecho fundamental”. El juez negó la tutela en primera instancia y por ello realizamos un trabajo de convocatoria y apoyo en redes sociales con amigos ambientales buscando apoyos para #AireLimpioDerechoFundamental, causa a la cual se sumaron muchos ciudadanos, el colectivo de abogados Cajar, grupos de calidad de aire, la senadora Angélica Lozano y la exsecretaria de ambiente Susana Muhamad. Infortunadamente la tutela fue negada en segunda instancia y perdimos esa oportunidad para avanzar y buscar jurisprudencia respecto al tema en las leyes colombianas.

La historia con las entidades gubernamentales se divide en dos: con la anterior alcaldía de Enrique Peñalosa nunca hubo acercamiento ni con él ni con Transmilenio, por el contrario hubo una hostilidad frecuente de la administración y del Transmilenio quienes pusieron un manto de duda en los datos porque según ellos teníamos una metodología incorrecta y muchas falencias técnicas, pero lo más curioso es que ellos nunca midieron o no hicieron públicas sus mediciones dentro de la ciudad o en el sistema y en lugar de aceptar la realidad ignoraron el trabajo ciudadano realizado. Ni siquiera después de la publicación del paper académico de Uniandes y Unisalle sobre la pésima calidad del aire dentro del Transmilenio, hubo reconocimiento del el problema y se acusaba que todo se debía a la falta de renovación de la flota y que no tenía nada que ver el mal mantenimiento y revisiones de gases trucadas. Así plantearon que la solución única era pues la renovación de los buses que fueron por fin renovados por una nueva flota Euro V y Euro VI pero los eléctricos fueron descartados absurda y arbitrariamente.

Con la nueva alcaldía de Claudia López ha habido un cambio importante y favorable hacia la ciencia ciudadana y la participación ciudadana y con la actual secretaria de ambiente hay una relación ambiental de bastante tiempo en la que conocemos nuestros trabajos y ella estado abierta para escuchar y esperamos trabajar para mejorar la calidad del aire de la ciudad junto con el distrito, ya hemos iniciado acercamientos para comenzar a mapear y medir calidad del aire en ciclorrutas.

En el congreso de la república y en el concejo de Bogotá he realizado presentaciones sobre las mediciones ciudadanas en Transmilenio y su problemática, el activismo por la calidad del aire y el proyecto CanAirIO.

 

 

 

 

 

Las barreras más grandes que ha tenido el proyecto han sido:

  1. Económicas y de falta de personal porque al ser una iniciativa completamente voluntaria entonces crece al ritmo del voluntariado que es muy variable y no muy continuo. Afortunadamente hace 8 meses hacemos parte de un proyecto llamado Cos4Cloud, parte del programa de la comunidad europea Horizon 2020, iniciativa apoyada por una amiga ambiental colombiana experta en ciencia ciudadana y dirigida por un experto español. Este proyecto ganó una beca de la cual nosotros hacemos parte con un pequeño apoyo que nos permite pagar simbólicamente al grupo base y tener para sostener la infraestructura y algo del desarrollo por 40 meses.
  2. La fidelidad y precisión de los datos porque para algunos los sensores de bajo costo no ofrecen datos fidedignos por su bajo costo y tecnologías usadas por lo cual estamos trabajando en ello  para demostrar que los sensores de bajo costo son una alternativa real para monitorear calidad del aire, dentro del rango de bajos precios que se manejan y una valiosa alternativa para acercar a la comunidad a la medición de calidad del aire.
  3. Los costos que acarrea el desarrollo de una infraestructura y una tecnología alrededor de la ciencia ciudadana, ya que los servidores, las app y el desarrollo es muy costoso y si no fuera por los voluntarios y grupo base que lo han hecho, el proyecto estaría muy crudo en ese tema. 
  4. Aunque el sensor es considerado de bajo costo y son los mas economicos del mercado, para un ciudadano del común invertir $100, $80 o cómo mínimo $50 en los materiales sigue siendo un precio alto para su presupuesto y pues aunque comparado con sensor tradicional es muy barato la barrera económica y adquisitiva es grande, sobre todo porque las problemáticas más graves de calidad del aire están en la población más vulnerable y es dónde más se necesita este monitoreo.

En la red ciudadana lo hemos evidenciado. la peor calidad del aire está en el sur especialmente en Soacha que es aún peor que Kennedy. Esto ha sido algo valioso para líderes ambientales de Soacha porque hasta la llegada de la red ciudadana sólo conocíamos los datos oficiales de Bogotá que afirman que Kennedy era la localidad más contaminada pero con nuestras mediciones se evidencia que Soacha es peor.

Respecto a la participación ciudadana en calidad del aire con la alcaldía de Enrique peñalosa fue nula, no nos tuvieron en cuenta en ningún momento pero con la administración actual ya hemos estado en mesas de participación para plantear nuevos proyectos. Pertenezco a la Mecab la mesa técnica ciudadana de calidad del aire que ya se ha reunido con la secretaría de ambiente y vemos cómo se han abierto las puertas. Esperamos que estos espacios sean fructíferos.

También pertenezco a una iniciativa que lleva más de un año llamada Red Ciudadana de Calidad del Aire que tiene integrantes de varias partes del país y con la cual realizamos el primer encuentro en Cali en medio del foro nacional de la bicicleta.

La red también ha tenido impacto por ser una red ciudadana muy desarrollada en Colombia, en Latinoamérica que no es muy común y también a nivel global dónde hemos podido dictar webinars en Ecuador, USA y se han publicado artículos en revistas populares de ciencia como Discover Magazine. La causa es porque en CanAirIO se tiene la opción de crear una red fija, móvil o ambas y lo interesante es que ambas ya están en una etapa de maduración además de ser completamente abierta y libre, entonces cualquiera puede bajar los planos, construir los sensores construirlos y publicar los datos sin que haya ninguna interacción económica entre la red canario y el usuario. Esto tiene un potencial muy grande de crecimiento que esperamos se siga popularizando y creciendo para apoyar la mejora de la calidad del aire de nuestros barrios, ciudades, países y el mundo.